Invita al diálogo como forma de solución pacifica de las controversias entre Estados y entre los hombres "Una revolución interior de Fe que nos haga ver en los demás a Cristo". Así como a una laicidad del Estado para llegar a un mayor entendimiento.
"Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades en el mundo", advierte el Pontífice. Todos somos iguales ante Dios y no debemos ser juzgados ante el ojo humano.
Que Dios nos ayude a seguir sus pasos y nos enseñe a ser instrumentos de paz y confraternidad entre los pueblos.