El Señor reina vestido de majestad.
Un extraño rey. . .
Hoy cerramos el año litúrgico, y la Iglesia, siguiendo la temática del domingo pasado, nos
invita a concentrar toda nuestra mente y nuestro corazón en quien es el centro de nuestra fe,
el principio y el fin de la misma, Jesucristo el Señor.
Hoy queremos proclamar a Jesucristo como Rey, como aquel personaje que condensa en sí
todas las aspiraciones de la humanidad.
Es muy común que hoy hablemos de Cristo Rey, a pesar de que Jesús jamás fue rey
de pueblo alguno ni ejerció ningún tipo de poder político. Sin embargo, fue condenado a
muerte acusado de intentar proclamarse rey de los judíos, violando así la soberanía del
emperador romano. Sobre la cruz fue clavada la conocida inscripción “Jesús Nazareno,
rey de los judíos”, lo que provocó la protesta de los jefes de Jerusalén.
Por eso, la fiesta de hoy parece más un contrasentido, sobre todo en un momento histórico de
democracia y constitucionalidad.
Hoy cerramos el año litúrgico, y la Iglesia, siguiendo la temática del domingo pasado, nos
invita a concentrar toda nuestra mente y nuestro corazón en quien es el centro de nuestra fe,
el principio y el fin de la misma, Jesucristo el Señor.
Hoy queremos proclamar a Jesucristo como Rey, como aquel personaje que condensa en sí
todas las aspiraciones de la humanidad.
Es muy común que hoy hablemos de Cristo Rey, a pesar de que Jesús jamás fue rey
de pueblo alguno ni ejerció ningún tipo de poder político. Sin embargo, fue condenado a
muerte acusado de intentar proclamarse rey de los judíos, violando así la soberanía del
emperador romano. Sobre la cruz fue clavada la conocida inscripción “Jesús Nazareno,
rey de los judíos”, lo que provocó la protesta de los jefes de Jerusalén.
Por eso, la fiesta de hoy parece más un contrasentido, sobre todo en un momento histórico de
democracia y constitucionalidad.
Nuestro rey viene del cielo: precisamente por eso este día no es un grito de victoria
sobre nuestros enemigos. Es solamente el triunfo del amor sobre el odio; de la humildad
sobre el orgullo; del servicio fraterno sobre el amor.
sobre nuestros enemigos. Es solamente el triunfo del amor sobre el odio; de la humildad
sobre el orgullo; del servicio fraterno sobre el amor.