...Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre...
Oh, clementísima, Oh Piadosa, Oh dulce siempre Virgen María.
Ruega por todos nosotros, Madre y Señora de la Paz
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