Reina Gloriosa de la Paz, madre de todos los Marmolejeños, convierte nuestros corazones en verdaderos instrumentos de paz, donde la caridad y el amor sea el motor imprescindible que mueve y alimenta nuestras vidas.
Madre amantísima, bajaste del cielo para ser Reina y Madre de Marmolejo, acoge bajo tu blanco e inmaculado manto a todos tus hijos que con tanto anhelo te rezan y aman.
Salve Madre del Señor y Reina de la Paz
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